El informe AIG sobre Responsabilidad Medioambiental detecta un incremento de los daños al medioambiente del 5% al 12% causados por una deficiente gestión de los residuos de la construcción y demolición.
Los siniestros medioambientales provocados por deficiencias en la gestión de RCD se han duplicado desde el año 2016, siendo junto con los provocados por incendios, los que más han aumentado desde el año 2016. Así lo pone de manifiesto el informe que a nivel europeo realiza la aseguradora AIG sobre Responsabilidad Medioambiental, donde se señala que las reclamaciones relacionadas con la gestión de residuos de construcción y demolición pasaron del 5% de 2016 hasta el 12%, “como resultado de prácticas de gestión deficientes en el tratamiento de estos residuos. En menor proporción aumentaron las notificaciones relacionadas con la gestión de residuos y las de gestión y mantenimiento de activos, un 2% (del 9 al 11% las primeras y del 3 al 5% las segundas)”.[vc_separator type=»transparent»]
El estudio, que recopila datos de 104 incidentes notificados por sus asegurados en toda Europa durante 2017, diferencia entre los sucesos en los que se produce contaminación y aquellos que solo generan daños medioambientales e indica que hay una reducción marginal de los primeros, mientras que los segundos están aumentando. Entre otros factores, debido a una mayor sensibilidad respecto a los asuntos medioambientales. [vc_separator type=»transparent»]
Por sectores, el de la Construcción se sitúa en tercer lugar, con un 9% de siniestros, solo superado por el sector de Transporte, Comunicaciones, Electricidad, Gas y Sanidad que ocupa el primer lugar con el 47% de los incidentes, y Fabricación (con un 26%), en segundo lugar. También se observa la aparición de notificaciones de siniestros en sectores en los que antes no se producían, como es la minería. [vc_separator type=»normal»]
Productos y materiales contaminantes.
[vc_separator type=»normal»]El informe señala que el contaminante que intervino en la mayoría de los incidentes (el 31%) fueron los hidrocarburos derivados del petróleo. Les siguen lo que en el estudio se denominan «contaminantes heredados» (substancias ácidas/alcalinas, cenizas, betún, fertilizantes, materia microbiana, materia orgánica, sólidos en suspensión, compuestos orgánicos volátiles/semivolátiles), con un 24% de casos. En menor medida, participaron los «contaminantes emergentes» (asbesto, gas subterráneo en cantidades grandes, fluido de transferencia de color, compuestos perfluorados, fenoles y bifenilos policlorados), con un 10%, a lo que les siguen aguas residuales no tratadas (9%), aguas residuales tratadas (9%), compuestos de metal (7%), residuos (de construcción y demolición, industriales y municipales) (7%) y aguas de extinción de incendio (2%).