Parte de la historia de Gijón se va con el derribo del icónico edificio de la plaza de Europa en el que vivió Nicanor Piñole. «Toda mi vida está unida a esta esquina. Siempre he pasado por delante porque vivo aquí al lado y tengo grandes recuerdos de niñez y juventud de apoyarme en el edificio. He pasado muchas horas comiendo pipas con mis amigas frente a este edificio. Me da mucha pena», afirma Carmen San Isidro, vecina de la zona. Una pena que le compensa porque considera que el derribo era algo necesario: «Todo tiene su principio y fin. El edificio estaba muy deteriorado, caían cascotes y pasar por ahí era inseguro».
Los vecinos del entorno están muy contentos con el inicio de los trabajos de demolición pues temían desde hace tiempo que el edificio llegase a colapsar por sus problemas de asiento. De hecho, la fachada que mira a la plaza de Europa está completamente deformada. Leer más>>
FUENTE: El Comercio